El Samoyedo casi desde que abre los ojos muestra una especial predisposición a derrochar simpatía. Cualquier Sammy que se precie sabe perfectamente cómo mover su rabito, dar la mano y cómo sonreír a modo de salutación, y, como decimos, desde su más tierna infancia.

Tiene condiciones innatas para el juego desde que nace hasta que se muere de viejo.
Es un perro muy apreciado para hacer compañía a los abuelitos en residencias de ancianos.

Es también utilizado en instituciones dedicadas a la educación de niños con problemas de comunicación, pues, como suele decirse, «hacen hablar hasta a los muertos». Si el amo se sienta, cuando menos el Samoyedo se sentará a sus pies. Pero si puede compartirá la butaca o el sofá con el amo.

Su personalidad

El Samoyedo es inteligente, sociable, despierto y lleno de acción, noble y leal con sus amos, a quienes defenderá por sobre todo, ya que es un excelente guardián. Posee una naturaleza muy obediente. No es buscapleitos, pero es capaz de todo si se le fuerza a pelear. Se adapta fácilmente a todas las regiones. Siempre está ansioso de servir y agradar, es cordial pero moderado.

La vivacidad de sus ojos y la forma de sus labios en curva hacia arriba le dan la expresión de una sonrisa, llamada “sonrisa del Samoyedo”. Este físico sonriente corresponde a un carácter un poco travieso. Le encanta jugar y es un compañero ideal para los niños.

Posee un gran sentido de la jerarquía y se coloca bajo la bandera del que ostenta la autoridad en la familia. Su sociabilidad le conduce a aceptar a todos sus congéneres. El macho en particular puede ser un poco dominante y no le asustan los enfrentamientos.

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